Escrito por Oman Escalona
Una Salvación tan grande
Latinoamérica es una región del mundo netamente llena de costumbres y
religiosidad. Muchos han escuchado sobre la existencia de Dios y, la mayoría,
afirman creer en él, o por lo menos que el tal existe. También es conocido que
Jesucristo es su hijo y que murió en la cruz, pues, ¿Quién no ha visto las
películas que relatan ese hecho, por ejemplo la dramática Pasión de
Cristo de Mel Gibson? Sin embargo, lo importante es saber qué significa para la
humanidad esa muerte que partió la historia del mundo en dos y cuál es la
voluntad de Dios para los hombres.
La verdad está manchada de relativismo y carente de adsoluto. El hombre se ha
alejado de entender esa muerte en la cruz y se preocupa por otras cosas. Jesús
dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí", en Juan 14:6. Jesús es la verdad, él lo afirmó, no hay
discución en eso, si decimos creer en Dios. Asimismo afirmó que es el camino y
la vida.
El camino, ¿A qué? Al cielo. Al Padre, pues, así funciona el plan de Dios para
salvarnos. Jesús es el único camino a Dios, no una religión, no una iglesia, no
una costumbre o algún otro hombre, sino Jesús, el Primogénito hijo de
Dios.
La vida, porque trajo la vida espiritual a todos los seres humanos. Pues, la
desobediencia de Adán hizo que el pecado entrara al mundo y con él la muerte,
no solo física, sino también espiritual. Jesús, al morir en la cruz cargó el
pecado de la humanidad, el castigo que merecíamos y nos reconcillió con Dios.
El que cree en Cristo ya no está muerto espiritualmente. "De cierto, de
cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida." está
escrito en Juan 5:24. Vida eterna y la salvación significan el sacrificio en la
cruz. El camino y la verdad sobre Dios, esa verdad absoluta. Sin ningún
intermediario, ahora se puede tener relación directa con el Padre, gracias a
que la salvación entró al mundo por Jesús.
Y por ser justo también expresó: "El que en él cree, no es condenado; pero
el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios", Juan 3:18. Para colocar ambos caminos a la
humanidad.
Ese sacrificio solo es una parte del pacto. Es un cheque, pero cada ser humano
debe cobrarlo para disfrutar de él. El apóstol Pablo escribió: "que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo." en la carta a los romanos 10:9.
La parte del hombre es creer. Creer en el corazón ese sacrificio y confesarlo
con la boca, renunciando a los pecados y arrepintiéndose de ellos para vivir en
la libertad que el Salvador dio a la humanidad.
Sin sacrificio de animales, sin pagar, sin religión alguna, solo confesar con
la boca a Jesús y creer que murió por cada quien para salvarnos. Dejar el
pecado, pues, el buen Pastor dijo que "todo aquel que hace pecado, esclavo
es del pecado" en Juan 8:34, pero luego escribió: "Si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres", y esa libertad se tiene
aceptando al Salvador en el corazón. Libre del pecado es lo que Dios
planeó desde la fundación del mundo y una relación directa con él.
Así de sencillo, solo confesar que Jesús es el salvador y renunciar a una vida
pecaminosa por obtener la vida eterna que él ofrece a, los que, les siguen. El
que recibe a Jesús, dice la Biblia en Juan 1:12: "Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios", sin recibirlo, no se es hijo, solo creación. Creer en Jesús da
ese beneficio: ser hecho hijo de Dios.
De esta manera la Biblia recomienda y deja esta interrogante para la humanidad:
"¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La
cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por
los que oyeron," en Hebreos 2:3. Dios otorgó libre albedrio,
que el hombre escoja: Salvación o condenación.



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